Por Trinidad Ureta
Siempre en las ciudades van rondando mitos urbanos que ocurren en algún lugar específico de esa ciudad. Y las personas van comentando acerca de este mito, lo cuentan a sus conocidos y los van transmitiendo de generación en generación.
En Rancagua existen muchos mitos urbanos que casi todas las personas que viven en ese lugar conocen, un ejemplo de estos mitos es el de Tito Lastarria. Este mito se lleva a cabo hace muchos años atrás en el Cementerio Nº1 de Rancagua y hasta el día de hoy se sigue comentando y transmitiendo.
Tito Lastarria fue un distinguido hombre público, se desempeño como administrador del servicio de corros de Rancagua, fue administrador del cementerio Nº1 de Rancagua y trabajo en el Municipio en diferentes cargos. Pero también era un hombre avaro, castigador con sus trabajadores y toda su fortuna se la debe a un pacato con el diablo. Y al igual que como Pepo de condorito decidió vengarse de Washington Quezada, la gente de Rancagua decidió vengarse de Tito y enterrarlo vivo en su tumba, con cadenas y cuatro cruces.
Su mausoleo se ha transformado en una verdadera leyenda, y hoy en día la gente va a su tumba y le escriben sobre el mausoleo plegarias y favores, y se dice que cuando la última de las cuatro cruces caiga el saldría a pedir las almas de quienes le escribieron en su tumba algún favor.
Su cripta está cubierta de grietas, supuestamente por los intentos de este señor de salir.
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